sábado, 20 de junio de 2015

COME WITH ME...


Según dice esto, hace cosa de un año y dos meses que no posteaba en mi querido blog. Le he sido infiel con Facebook y Twitter al mismo tiempo. 

Qué rápido se pasó este año. Sigo trabajando en la Ibero (entré ahí en abril de 2007...hace ya ocho años). Al mismo tiempo hago malabares con mis otras dos chambas: coordinador de prensa y community manager de La Mole Comic Con (www.lamole.com.mx) y como editor en jefe de Bruguera Comic Books. Soy muy afortunado en tener estos dos últimos trabajos que están directamente relacionados con mis adorados cómics.

Y claro, está Comikaze, la única revista sobre cómics que existe en todo México. Ya tiene siete años de vida.

En un par de semanas viajaré por quinta ocasión a la Comic-Con de San Diego. Bien decía el estimado Héctor Germán Santarriaga que, una vez que vas a la Comic-Con, siempre quieres regresar.





miércoles, 23 de abril de 2014

lunes, 5 de noviembre de 2012

ARROGANCIA

 
Para el sexo la muñeca inflable se creía infalible, pero la fricción la volvía inflamable.
 

viernes, 29 de junio de 2012

UN NERDO EN COSMOPOLITAN

Hoy me estrené como colaborador de la revista Cosmopolitan.

Es el último medio en el que imaginaría trabajando, sobre todo porque mi "estilo de vida" no tiene mucho que ver con el perfil del lector de esta publicación. Pero también la Ibero es el último lugar donde esperaría ver a un egresado de la UNAM, y ya llevo cinco años ahí.



Espero vengan cosas padres en esta oportunidad de escribir algo distinto. Ya me encargaron trabajo para la edición de 40 aniversario, lo cual está padre (tres textos breves), además de otro temita que tengo en mente. Así que me da gusto hacer algo nuevo, y claro, cobrar por ello. Ya bastantes compromisos me echo de a grapa :P

viernes, 8 de junio de 2012

CARICATURA


Realizada por el buen muchachón Julián Van Bores, creador de Lupy, El Conejo Guerrero.

Detallazo.

miércoles, 11 de enero de 2012

BOLITA

Ladrona de sandwiches (usualmente mi lunch), fan de los Fritos y galletas, terror de los pays, tacos de pollo y cualquier comida a la que le diéramos la espalda, Bolita nos hizo muy felices durante quince largos años. Llegó al D.F. con mi hermana, en agosto de 1996, siendo una cachorrita que cabía en la palma de la mano, y se fue al Valhalla ayer, miércoles 11 de enero, entre caricias, besos y lágrimas de nosotros, a quienes hizo su familia. Te extrañamos horrores, trapito.

Nunca había tenido una mascota como tal. Bueno, como a los 7 años tuve una tortuguita, que no debe haber vivido mucho porque prácticamente no recuerdo nada de ella. Solamente su pecera-islote. Probablemente vivió conmigo uno o dos meses.

Cuando mi mamá y mi hermana llegaron al D.F., para vivir de nueva cuenta juntos, en casa de mis abuelitos, lo hicieron con una pequeña invitada: Bolita, una perrita que, según le habían dicho a mi hermana, era hija de una Cocker (quién sabe qué raza sería el padre). Una amiga de mi hermana se la había regalado unos días antes de venirse a vivir a la ciudad de México. Como dice en las itálicas, cabía en una mano. Era diminuta.

La primera y segunda noche en el D.F. tuvo que dormir en una caja de cartón, de la que con saltitos trataba de escapar. Obviamente se le tuvo que comprar una camita, que por cierto se acabo a mordidas, pues era de mimbre, si mal no recuerdo. 

Tengo muchos recuerdos bonitos de ella, probablemente el primero sea la vez que, unos días después de su llegada, nos acompañó al mercado que se pone cada lunes cerca de nuestra casa. Más de una persona, al ver que nos cabía en la mano, le dedicó un piropo a Bolita, nombre que por cierto no me convenció del todo en un principio, pues me parecía muy simplón.

A lo largo de los años, más de una vez (sobre todo en el reciente lustro) llegó a comerse mi lunch del trabajo, cuando cometí el error de dejar la puerta del antecomedor abierta. Y en otras tantas ocasiones hizo lo mismo con la comida del día (recuerdo la vez que se comió un enooorme pay de atún, que terminó vomitando, por glotona, o la vez que se comió el pastel de carne que íbamos de la comida familiar dominical. A mí me causó gracia, pero a mi abuelita no mucha).

¿Cómo hacía esto? Muy lista, aprendió a empujar la reja del patio (y con ello, hacer que el pasador de la misma se aflojara), lo que le permitió sus famosas incursiones al antecomedor y a la cocina. 

A veces parecía que no podía dejar de comer. No importaba cuánto hubiera en su plato, siempre tenía espacio para galletas, manzanas, o Fritos. Supongo que el ruido de la bolsa y el crujir de la frituras le llamaban la atención. Como no es una idea muy brillante darle comida chatarra a un perro, yo primero chupaba los Fritos para quitarles el exceso de sal, y entonces se los daba, uno por uno, hasta completar unos cinco o seis máximo. Usualmente esto pasaba cuando estaba sentado frente a la computadora, por lo que me gustaba ponerme una fritura en la rodilla, para obligarla a pararse en dos patitas si quería alcanzar su botana (con el paso de los años era válido hacerle esas cosas para hacerla moverse un poco más que de costumbre).

Una vez, calculo que por 1997, tuve que llevarla al veterinario. Cuando la acostamos para la revisión, salió disparada del local, huyendo a toda velocidad, pues ya antes la habían inyectado y eso no le causaba gracia. Corrió por Avenida Observatorio, en sentido contrario a los autos. Me moría de miedo, pues todo parecía que la iban a atropellar frente a mis ojos. Alcanzó a chocar contra la puerta de un auto, que por fortuna no iba más lento. Seguí corriendo para alcanzarla, y el corazón se me subió a la garganta cuando vi que se acercaba un trailer, que por suerte se dio cuenta de que la venía persiguiendo y se detuvo. Otro auto hizo lo mismo. Poco a poco me acerqué a Bola, tratando de no espantarla y hacer que comenzara a correr. Por fin pude tomarla del collar y la cargué. Tremendo susto.

Hace cosa de dos años, o de año y medio, cuando todavía tenía suficiente fuerza en las patas para saltar a la cama de uno, le dio por subirse a mi cama. En especial me gustaba cuando lo hacía por las noches, porque se acostaba sobre mis pies. Se trataba de acomodar, a veces se quedaba unos cinco o diez minutos, y después se iba a su camita.

No sé si lo hacía con mi hermana o con mi mamá, pero cuando se daba cuenta de que yo tenía la pierna cruzada, aprovechaba para pasar una y otra vez bajo la suela de mi zapato, con el fin de rascarse la espalda. Eso me daba mucha risa, porque casi siempre hacía un movimiento parecido al de una sentadilla, moviendo la cadera arriba y abajo para rascarse con mi zapato. Perrita astuta.

Desde hace cosa de un par de años cobré consciencia de la edad de Bola, y por ello comencé a pasar más tiempo con ella, sobre todo haciéndole caricias. Si bien antes no me encantaba que me chupara la mano, ahora no me importaba. Me gustaba que me mordisqueara el puño o que me chupara los dedos. Y me encantaba darle de comer a escondidas, sobre todo cosas nuevas para ella, porque imagino que debe ser aburridísima la comida de perros.

Hace dos semanas, en vacaciones de Navidad, mi hermana tuvo la idea de que mi mamá, Bola y yo desayunáramos con ella en Chapultepec, en una especie de picnic. No sé si lo hizo con la consciencia de que podía ser la última oportunidad de hacerlo, o una mera coincidencia, pero fue una hermosa mañana los cuatro juntos, desayunando sandwiches bajo el sol. Ojalá lo hubiéramos hecho más.

Las últimas dos noches que estuvo con nosotros me la pasé varias horas a su lado, leyendo y acariciándola. Cuando me avisaron que debido a su estado de salud no había otra alternativa viable que dejarla descansar, regresé lo más rápido que pude a mi casa, pues me di cuenta de que cada minuto que pasara en el camino sería uno que no podría pasar con ella.

Llegué a casa, puse un cojín en el suelo y me senté junto a ella. La acaricié, unimos nuestras cabezas, le dije cosas cursis y le puse varias canciones de Los Beatles, como Martha My Dear, la cual le canté, Your Mother Should Know, I need you, Lucy in the Sky with Diamonds, Strawberry Fields Forever, y Penny Lane, durante la cual la cargué en mis brazos, tapada por una cobijita y la arrullé, mientras me salían lagrimones.

La mañana de este miércoles fui el último en salir del veterinario. Tapadita en la misma cobija, ya descansando, me le acerqué una vez más para abrazarla y decirle "Te queremos mucho". Al llegar del trabajo, la estuve buscando por su nombre en las distintas partes donde solía estar: en el patio, abajo del lavadero, en el cuarto de mi mamá y en el de los tiliches, que ahora se ven vacíos. Muy vacíos.

El hueco en el pecho resultó no serlo tanto, pues me dio un ataque de llanto muy angustiante. Hacía años que no lloraba así. Me desarmé por completo. Al terminar, me sentí un poco mejor, creo que tenía demasiado guardado.

En casa mi mamá y mi hermana están desconsoladas. Al parecer mi abuela también le lloró. Siento que se me cayó un cacho de corazón y me lleno de suspiros.

Bolita, trapito, pollito, Bolukel, no sabes cuánta falta nos vas a hacer. Gracias por estos poco más de quince maravillosos años de cariño incondicional. Eres irremplazable, porque eres parte de mi familia.

Te amo, descansa y si puedes, échanos un ojo como siempre.









lunes, 12 de septiembre de 2011

PERDIDOS EN TOKIO

El suelo se cimbraba en intervalos, mientras innumerables alarmas de autos y alaridos de horror parecían competir por darle la bienvenida. Pero el gigantesco reptil ni siquiera les dirigió la mirada mientras arrasaba el distrito financiero.

DURO DE MATAR

Su boca arrojó espuma con sabor a sangre y cianuro. Mientras corría en la nieve, las balas silbaron a sus costados. Un proyecil lo derribó. Entonces su cuerpo fue el blanco de una ráfaga de bastonazos, hasta que todo fue negrura.

Las gélidas aguas lo despertaron aguijonándole como mil espinas. Mientras se hundía, envuelto en un tapete, Rasputín se arrepintió de haber aceptado esa invitación a cenar.

CASABLANCA

Ella lo hacía sentir joven de nuevo. No era si cuerpo lo que le excitaba, era algo más... tal vez su mirada, sus varios años menos o el simple hecho de que pertenecían a dos mundos distintos. 

Al terminar, Mónica se puso de pie, alisó su vestido azul y salió por la puerta, mientras Bill pensaba que, aunque fuera en secreto, eso era el inicio de una hermosa amistad.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA TERMINAL

Cansada de esperar, se cortó las venas. Dos meses después hallaron la cura.

CARROS DE FUEGO

El jefe de bomberos dio parte a la prensa, mientras los vulcanos sacaban los cuerpecitos calcinados de entre los fierros. Ésa fue la última feria del pueblo.

lunes, 27 de junio de 2011

LA PANTERA ROSA

Así lo confesó el zoofílico a su psiquiatra.

ENTRE COPAS

¿Planes de boda?

Nuestros servicios incluyen barra libre ilimitada y show de magia.

Eventos y banquetes nupciales Canaán.

EL HOMBRE INVISIBLE

Nadie lo notó hasta que murió congelado en una banca del parque.

miércoles, 6 de abril de 2011

EL SUBMARINO AMARILLO

Cansada de maquilar calzado de imitación veinte horas diarias, tomó de la mano a su hermanito, aprovechó el descuido del guardia en turno, cruzó el cuarto de máquinas, donde los marineros dormían borrachos, subió la escalera y abrió la escotilla.

El Mar de China los ahogó de libertad.

martes, 22 de marzo de 2011

DROIDES

Buscando droides de protocolo, nos encontramos con estos finos caballeros en la RebelCon II.


jueves, 10 de marzo de 2011

DE SUMO INTERÉS

Hace un par de días la Niña Rana y yo decidimos limar asperezas con un sano combate.

¿El premio para el ganador? Tener la última palabra en tooodas las decisiones importantes que debamos tomar en el futuro, incluyendo perros chihuahuas y Solanges.

Aquí el ooobvio resultado.





















Al finalizar el encuentro, nos tiramos en el suelo. Eli sonríe, sabiendo que sabré llevar las riendas :P.