Ella lo hacía sentir joven de nuevo. No era si cuerpo lo que le excitaba, era algo más... tal vez su mirada, sus varios años menos o el simple hecho de que pertenecían a dos mundos distintos.
Al terminar, Mónica se puso de pie, alisó su vestido azul y salió por la puerta, mientras Bill pensaba que, aunque fuera en secreto, eso era el inicio de una hermosa amistad.
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