martes, 3 de abril de 2007

EL PEQUEÑO PSICÓPATA


Ante la posibilidad de que una hermanita pudiera robar la atención de mis padres, me vi en la necesidad de poner un cojín en su cara. Lamentablemente llegaron antes de tomar dicha acción, por lo que tuve que poner cara de inocente y dejar el cojín naranja a un lado.
Además, la pobre nació sin manos, como se aprecia en la foto, por lo que se trataba de un acto humanitario.

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