500 kms me separaban de mis amados nachos de San Luis Potosí, mucho mejores que esas cosas aguadas y químicas que sirven en los cines del DF. Hace un par de semanas que me escapé a dicha ciudad unos días, para descansar (y comer nachos, sinceramente)
La clave secreta: los frijoles.
Sí, frijoles, aunque parezca raro.